Navidades granadinas en manga corta y bañador al otro lado del globo

Navidades granadinas en manga corta y bañador al otro lado del globo

Yenalia Huertas

El amor mueve montañas y a algunos les ha hecho atravesar mares y océanos. Un ejemplo de ese poder imbatible del amor lo encarna la granadina María José Jiménez Ramos, de 37 años, que conoció a Robert y, por él, decidió dejar su residencia en el Parque del Genil de Granada capital para crear un hogar al otro lado del mundo. Ahora vive en la ciudad australiana de Brisbane, a 17.700 Km, donde pasa estas navidades con el termómetro llegando a los 40 grados y tormentas tropicales.

María José, que es madre de dos niños (Noah, de ocho años, y Bella, de tres), vive en Brisbane con ellos, con su marido y con su hermano Aurelio. Trabaja como cocinera en un comedor escolar y, mientras en Granada ya se ven abrigos, guantes, gorros y bufandas, ella tiene a mano el bañador y disfruta de las fiestas en manga corta.

Papa Nöel

La época navideña allí es muy distinta, no se celebra la Nochebuena. «Aquí la celebración grande es el día de Navidad. Los niños abren los regalos de Papa Nöel cuando se levantan y se hace un desayuno especial», señala. En ese menú matutino no pueden faltar «tortitas con sirope, bacon, huevos, salchichas y tostadas». Luego, sobre las doce del mediodía, las familias se reúnen para comer.

«La Nochevieja es similar a como se celebra en España, pero a las 00:00 no hay uvas o campanadas. Lo que tenemos son fuegos artificiales, es una obra de arte en el cielo. Sincronizan la música con los fuegos y es algo fabuloso. Suelen durar casi media hora y el ayuntamiento puede gastar un par de millones de dólares en el espectáculo. Se hacen dos pases, uno a las 20.00 horas para los niños y el otro a medianoche».

En Australia no hay Reyes, la Navidad termina en Nochevieja.

En Australia no hay Reyes, la Navidad termina en Nochevieja. Solo visita los hogares Papa Nöel, pero en casa de María José mantienen vivas las tradiciones de nuestro país «como buenos españoles y gracias a los abuelitos Aurelio y María José». Ellos les envían todo lo necesario para poder hacerlo: turrón, mazapanes, carbón dulce… Además, se encargan de que no falten «juguetes y libros para los peques en español».

En Nochevieja, en la ciudad donde vive María José la gente suele reunirse para ver los fuegos artificiales. «Alquilan barcos para verlo desde el agua o se juntan en los parques o playas para hacer barbacoas y coger sitio para no perdérselo. A mí me recuerda a la noche de San Juan». También se suele llevar algo de color rojo y se suele poner oro en la copa de champán. En su casa no se toman las uvas, sino que realizan «una videollamada con los abuelos» para felicitarse el año justo después de las campanadas.

María José admite que le resultó chocante cuando pasó su primera Navidad en Brisbane y comprobó el calor que hacía y que podía enfundarse perfectamente el bañador para ir a la playa en pleno mes de diciembre. «Después te acostumbras porque es verano y el cuerpo te lo pide», confiesa.

Del lugar donde habita, lo que más gusta son los espacios verdes y la amplitud que hay. «El 70% de la población vive en chalets», detalla, al tiempo que especifica que en su suburbio (North Lakes) tienen cinco parques, cuatro colegios, cinco ‘guardes’… «Es un lugar seguro para que los peques crezcan en la naturaleza».

María José admite que le resultó chocante cuando pasó su primera Navidad en Brisbane y comprobó el calor que hacía

«La diversidad cultural es asombrosa, podemos convivir más de 20 nacionalidades distintas, tu mente se abre y nutre muchísimo. Los australianos son muy educados, amables y acogedores», enfatiza.

Lo que peor lleva esta granadina son los horarios: levantarse a las 5.00 horas, comer a las 12.00, cenar a las 18.00 y acostarse a las 21.00. «Es totalmente opuesto a España», señala la joven, que echa de menos Granada con toda su alma. «Me falta un pedazo dentro de mí bastante grande», dice, aunque lo que más echa en falta María José es «el calor humano», su familia y sus amigos. También «la comida, la vida social de salir de cervecillas con sus respectivas tapas, la ciudad en general y caminar por sus calles».

Si todo va bien, las uvas de las próximas navidades se las comerá aquí, en la capital de la Alhambra, después de cuatro años sin venir. ¿Su deseo para 2023? «Salud para todo el mundo». ¡También para ti y tu familia, María José!

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