Maleducado Mundial

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Opinión

En este Mundial acontecieron comportamientos, modales y actitudes que trasgreden peligrosamente los márgenes marcados por la normalidad, la educación, e incluso, la ética deportiva

Por supuesto, en este deporte el fin justifica los medios en muchas ocasiones. Por eso, todas las formas, futbolísticamente hablando, para conseguir acabar el partido por encima en el marcador son o deben ser respetadas. Quien diga lo contrario o no conoce la realidad de este particular mundo del balompié o, sencillamente, mira hacia otro lado.

Pero en este Mundial acontecieron comportamientos, modales y actitudes que trasgreden peligrosamente los márgenes marcados por la normalidad, la educación, e incluso, la ética deportiva. Sin entrar en enjuiciar la ya descabellada selección de la propia sede del torneo, algo que ya de por sí resulta desleal para la mitad de la humanidad, no son pocos los acontecimientos a los que desgraciadamente hemos asistido. Con independencia de los linchamientos mediáticos a ciertos entrenadores, lo cual entra dentro del circo de este evento, hubo sucesos más preocupantes si cabe.

Asistimos a un Mundial donde fueron devueltos a casa jugadores ya seleccionados con excusas superficiales, tales como molestias leves o, incluso, por razones relacionadas con el modelo de juego, quedando en segundo o tercer plano el daño emocional realizado al propio jugador que es retornado, en un incuestionable ejercicio de egocentrismo puro de ciertos preparadores. Por otro lado, los dos mejores jugadores del mundo de la última década se dejaron llevar por sus impulsos dando lugar a comportamientos groseros donde el respeto por sus propios compañeros en un caso, y por el rival y el árbitro en otro, brillaron por su ausencia, respectivamente. Provocaciones antes, durante y después de los partidos, descalificaciones, celebraciones con evidentes señales de mofa, tanganas y protestas tanto dentro como fuera del campo, entre jugadores, e incluso implicando a venerados técnicos veteranos, fueron algunas de las acciones más destacadas en estas últimas semanas.

En definitiva, estas salidas de tono empiezan a no ser acciones aisladas. Por todo ello, nos podemos plantear las siguientes preguntas: ¿Dónde han quedado los valores de este maravilloso deporte? ¿Qué mensaje enviamos a los niños, fieles espectadores? Reflexionemos.

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