
Los recuerdos de ‘la mujer en la sombra’ del teatro granadino
Chari Sánchez esconde en su menudo cuerpo la historia de más de cuatro décadas de teatro granadino. No ha sido una mujer cuyo nombre se haya visto en los carteles en letras grandes, como Tamayo. Lo suyo ha sido más bien de pico y pala, o de texto y expresión, más bien. Pero tiene mucho que contar, y el editor y periodista Paco Espínola ha sido muy consciente de ello. Esta ha sido la razón por la que ‘Puro teatro’ (Allanamiento de Mirada), su autobiografía acompañada de tres títulos de entre los que integran su abundante producción escénica, vea la luz y se presente en sociedad esta tarde en Pinos Puente, su pueblo. Entre sus páginas, el lector va a encontrar una narración cercana, con mucho humor y mucho amor a las tablas.
«Este libro es una pura carambola, pura suerte», dice Sánchez para iniciar la conversación. «Imagínese lo que supone que una tía con 75 tacos como yo publique ahora su primer libro. Me parece extraordinario para las mujeres y para cualquiera». El encuentro entre editor y autora se produjo a raíz del estreno en el Teatro Isabel la Católica de una de sus obras. A través de una sobrina de la protagonista, trabaron contacto. «Cuando le pasé el texto, me dijo que le había encantado aún más leerlo que verlo representado, y me preguntó si tenía más cosas escritas», recuerda. Ella, que comenzó a ser autora por necesidades del trabajo –obras de repartos mastodónticos para permitir que todos los integrantes del Aula tuvieran su momento de gloria– , nunca pensó en publicar nada. Sin embargo, durante la pandemia –«como a muchos», dice entre risas– le dio por poner negro sobre blanco sus recuerdos. Igualmente, el editor quedó encantado, y así quedó conformado el volumen que ahora se publica.
Sánchez, dirigiendo a sus jóvenes actores.
IDEAL

«Soy una niña de la posguerra; nací en el 48, en una casa donde no se pasó hambre, porque teníamos una tienda de comestibles, pero en la que hubo estrecheces», rememora Sánchez. «Fui a la escuela lo imprescindible, no tengo formación académica, y eso supuso para mí siempre un complejo. A pesar de todo, mi padre era un hombre culto, con una amplia biblioteca, y entre libros aprendí». Tras casarse y tener tres hijos, Mariano Sánchez Pantoja, histórico director del Teatro Alhambra y fundador de la compañía Teatro del Sur, «la descubrió», como ella misma afirma, y así comenzó una carrera como actriz que la llevó a participar en numerosos montajes de dicha compañía.
Luego, llegó el trabajo por el que es más conocida: la dirección del Aula de Teatro de Pinos Puente, que ha coordinado durante 25 años, y donde estrenó durante ese tiempo casi un centenar de espectáculos. «Ahí comencé a escribir. Obviamente, mucho teatro, pero también algún cuento suelto. Cuando ya llevaba 15 años haciéndolo, me di cuenta de que quizá lo que hacía no era tan malo, que era mucho más que cubrir el expediente para permitir que todos los integrantes del Aula actuaran», comenta.
Desde Galdós
Uno de los montajes que más gustó a Chari Sánchez en los primeros tiempos fue la ‘Fortunata y Jacinta’ que vio en Madrid, con Nati Mistral y Lola Herrera. «Curiosamente, no es un texto teatral, aunque recuerdo que la adaptación era buenísima, y yo misma la adapté también para el Aula, como hice con ‘Misericordia’, en el que, pienso, es uno de mis mejores trabajos en este terreno», asegura. De la biblioteca de su padre extrajo algunas obras de Buero –la inevitable ‘Historia de una escalera’–, de Valle Inclán, y de nuestro paisano José Martín Recuerda –’Las arrecogías’–. De este último autor, recuerda su cercanía. «Era íntimo de mi tío Benigno Vaquero, y teníamos nexos comunes». Como joven lectora, prefería la novela o el ensayo, pero el salto como intérprete a la escena le despertó el apetito por el género.
‘Chicago’, uno de los musicales que montó en Pinos Puente.
IDEAL

Si se tiene que valorar como actriz, se da una nota bastante alta. «Creo que soy buena, y me gusta el registro cómico, aunque pienso que soy mejor en lo dramático», dice. Sin embargo, desde que dejó Teatro del Sur, su única labor en este terreno se ha centrado en sustituir a quienes fallaban en las funciones, lo cual no es poco, ya que suponía aprender de memoria todos los roles. No han sido pocas las veces en que tuvo que cubrir a más de uno, tanto hombres como mujeres, lo cual constituyó una fuente importante de anécdotas: «El personaje de Crispín, de ‘Los intereses creados’, me lo preparé de un día para otro», rememora con una sonrisa. Y en cuanto al momento en que lo pasó mejor sobre un escenario, destaca su participación como Bromia en un montaje del clásico ‘Anfitrión’ de Plauto. «Era una criada muy bruta, muy desinhibida, y me gustó mucho hacerlo. Luego, también conservo un gran recuerdo de cuando en el taller tuve que sustituir a la actriz que hacía de Poncia en ‘La casa de Bernarda Alba’».
Chari Sánchez ha sudado mucho en el escenario durante estas cuatro décadas. «Recuerdo cierta ocasión en que una de mis protagonistas se quiso cambiar de vestido a mitad de la función porque quería lucir dos. Obviamente, sin consultarme. Todos locos buscándola, y salió tan campante». Una mujer que lleva, sin duda, el teatro en el corazón.
La portada del libro, que se presenta hoy.
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