La administración Trump califica de “jurisdicción anarquista” a Nueva York

La administración Trump califica de “jurisdicción anarquista” a Nueva York

Nueva York, también conocida como la Gran Manzana o la ciudad que no duerme, tiene a partir de ahora otra denominación. Nueva York, por obra y gracia del Departamento de Justicia, y siguiendo las instrucciones del presidente Donald Trump, también ha recibido el alias de “jurisdicción anarquista”. Esto significa abrir la puerta a que el gobierno recorte el envío de fondos federales en castigo a las protestas que se han producido tras la muerte del negro George Floyd.

Pese al incremento de la delincuencia, desde los niveles más bajos en medio siglo, la situación no parece comparable ni de lejos a aquella época de la película “Fort Apache” (1981) cuando el Bronx era el infierno terrenal. Pero a Trump, hijo del distrito de Queens y neoyorquino poco apreciado por sus vecinos –él mismo sucumbió al desamor y se ha empadronado en Florida-, quiere demostrar su estricta postura electoral de “ley y orden”. Si sirve de consuelo, Nueva York no está sola. La catalogación de “jurisdicción anarquista” recae además sobre otras dos ciudades muy protagonistas en las manifestaciones contra la brutalidad policial y el racismo sistémico: Seattle (Washington) y Portland (Oregón)

A principios de mes, Trump envió un memorándum al fiscal general William Barr con las instrucciones de que se revisasen las aportaciones federales a gobierno locales donde las protestas dieron lugar a saqueos y vandalismo.

Barr se puso en contacto con el director de la oficina del presupuesto, Russ Vought y con el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf. Los tres asumieron la tarea de identificar las jurisdicciones que “han permitido la violencia y la destrucción de propiedades, donde ha habido persistencia y rechazó a emprender medidas razonables para contrarrestar esas actividades criminales”, según la documentación.

Este lunes procedieron a etiquetar esas tres ciudades, aunque el departamento de Justicia aseguró que continúan trabajando en la identificación de otras. “No permitiremos que dinero de los impuestos federales se desperdicie cuando la seguridad de la ciudadanía está en juego”, señaló Barr en un comunicado. “Tengo la esperanza de que las ciudades identificadas por el departamento de Justicia reviertan su curso y se pongan serias a la hora de ejercer las funciones básicas de gobierno y empiecen a proteger a sus ciudadanos”, añadió. Pero en su declaración no queda nada claro que fondos federales se pueden recortar, ni si tienen capacidad para hacerlo.

Los alcaldes Bill de Blasio (Nueva York), Ted Wheeler (Porland) y Jenny Durkan (Seattle) replicaron con un comunicado conjunto a la iniciativa de Trump.

“Esta medida es completamente política y anticonstitucional. El presidente utiliza juegos políticos baratos con los fondos dirigidos por el Congreso. Nuestras ciudades están uniendo a las comunidades, nuestras ciudades están saliendo adelante después de luchar contra la pandemia y encarar la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, a pesar de todo el imprudente desprecio y partidismo de la Casa Blanca”, subrayaron.

“Lo que la administración Trump está haciendo ahora es más de lo que hemos visto todo el tiempo: eludir responsabilidades y echar la culpa a cualquiera para esconder su fracaso”, concluyeron.

Esa imagen de que Nueva York se ha convertido en un territorio sin ley contrasta con la experiencia cotidiana, muy visible debido a las medidas adoptadas por el coronavirus. Ante la imposibilidad todavía de acceder al interior de bares y restaurantes, los neoyorquinos llenan a diario las miles de terrazas que han surgido por toda su geografía. No se observa, en absoluto, que haya preocupación por los asaltos de los sin ley.