
El Covirán sale del atolladero en el momento más oportuno
Alex Renfroe ayuda a levantarse a Mike Moore durante el partido contra el Carplus Fuenlabrada. /
ACB
liga endesa
Los granadinos miran mejor al futuro con una victoria que les distancia del peligro y les permite romper con la racha negativa
El Covirán necesitaba ganar sin más demora. La formación de Pablo Pin ha tenido que soportar dos meses y medio sin conocer la victoria, lo que le había colocado en una situación delicada, ya incluso apurada de cara a su futuro en la máxima categoría.
La serie de diez derrotas consecutivas fue de las peores que se recuerdan en el baloncesto granadino, ninguna así tuvo tan dilatada el Oximesa, sí el Puleva, que atravesó por baches prolongados, aunque no tanto, al igual que el desaparecido ‘Cebé’, que las pasó canutas en los noventa en aquellas campañas que acabaron en descenso, fueron momentos críticos, como cuando la canasta de John Williams evitó el desastre, el cúmulo de tropiezos en la época de Miguel Ángel Martín, José Miguel Antúnez y John Morton, los despropósitos de la plantilla que tuvieron que soportar Gómez Nieto y Quique Gutiérrez con una confección tardía y desequilibrada, en la que el defensor griego Sigalas se vio obligado a esforzarse en la anotación, o las debacles, que tampoco fueron ligeras con Pedro Martínez y Trifón Poch hasta la desolución en manos de Julián Aranda.
Luz en el túnel
El equipo granadino sufrió desde el 20 de noviembre de 2022 el vivir sin anotarse la victoria, la última había sido ante al Leche Río Breogán en el Palacio de los Deportes, en la primera vuelta, y ya se han medido a los lucenses también en la segunda.
No obstante, aquella solvencia en el juego y éxito de resultados, con cinco victorias en las ocho primeras jornadas, se vino abajo como castillo de naipes por las lesiones de sus hombres más importantes, los americanos Cristiano Felicio y Luke Maye. Lo positivo es que el segundo, el ala-pívot de North Carolina, ya pudo participar una vez recuperado de la lesión que le apartó del parqué más tiempo del esperado, prácticamente esos dos meses de sequía. La vuelta de ‘Lucky’ Maye, que salió en los minutos del miedo, cuando el equipo se atascó en ataque, para cortar un peligroso y duro parcial en contra y capturar cinco rebotes de oro en escaso tiempo en pista (ocho minutos), fue determinante.
Paso adelante
Como el sexto triunfo, porque aleja al Carplus Fuenlabrada a tres, además de rebasarle en la diferencia de puntos (el ‘average’), en caso de que se produzca empate al final de la campaña. También el Baxi Manresa queda a la misma distancia, tres victorias que son de nuevo un precioso y tranquilizador colchón para los nazaríes. Solo el Real Betis se acercó en esta jornada, ya con cuatro, al imponerse con autoridad al Murcia y dar señales de vida, los verdiblancos han mejorado con cuatro incorporaciones, como el Manresa aunque éste no sume, el progreso sí se traduce en marcadores para alivio sevillano y, a pesar de la fuga de su mayor talento: Shannon Evans (Valencia).
La jornada fue casi redonda, salvo por el Betis, dado que el Casademont Zaragoza volvió a caer y se queda ahora también por debajo, con cinco victorias, una menos que el cuadro rojinegro, que recobró sensaciones, en especial gente del ascenso, donde Costa asumió galones y responsabilidad, en un último cuarto complicado, para servir de enorme ayuda a Renfroe, el motor del cuadro granadino, que poco a poco encuentra, además, ayuda desde el perímetro del nuevo joven valor Michael Caicedo, con quince puntos en su haber, y del siempre valiente Thomas Bropleh, cuyos tiros y triples fueron providenciales para adquirir una renta que encarrilara el encuentro pronto.
Miedos y roles
Al paso por los vestuarios, hubo nuevos temores y nervios pero el Fuenlabrada acusó más, en los tres últimos minutos con sus pérdidas, la urgencia y la necesidad en la que se encuentra, ya con doce derrotas seguidas que pesan como losa en las piernas de sus jugadores.
Al Covirán le falta por adaptar y pulir los roles que tendrá que establecer en las últimas adquisiciones. Youssou Ndoye mostró más físico y energía, aunque deberá saber dirigirla, y Mike Moore colabora en el rebote pero no se siente demasiado cómodo en la pintura, la defensa interior está lejos de la que se requiere en una división tan exigente como la Liga Endesa. Juan Fernández, silbado por el público como Prince Ali, lo aprovechó para hacer unos números en ataque con los que nunca habría soñado. Ahí la actuación de la afición fue decisiva, como señaló Pin, al desestabilizar a Ali, que fue abucheado injustamente al principio, aunque se condenó después con irónicos gestos. También a Fernández le sacaron de quicio con técnica y eliminación incluidas.
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