840.000 euros, en un paseo de 350 metros por el centro de Granada

840.000 euros, en un paseo de 350 metros por el centro de Granada

José E. Cabrero

«Me llamo Francisco Bartolomé», dice el padre. «¡Me llamo Francisco Bartolomé !», repite el hijo. Las dos respuestas llegan en armonía con los niños de San Ildefonso:
uno es el número y otro, el premio. Los micrófonos y las cámaras se arremolinan alrededor del quiosco Chalo, en Plaza Nueva. Son las 11.30 y todavía no se lo creen. «¿Qué pasa? -pregunta Mercedes, una habitual del barrio- ¿Estáis bien, Paco?». Paco padre, enfundándose una sencilla camiseta blanca en la que se lee ‘Primer premio vendido aquí’, con un ‘aquí’ escrito en letras grandes y rojas, se golpea el pecho y ríe a carcajadas: «¡
El Gordo! ¡Hemos vendido el Gordo!».

Los dos Pacos se ufanan en envolver el quiosco con los carteles del número, el 05490, hasta que lo dejan tan bonito como un regalo a los pies de la Alhambra. «Estamos muy ilusionados. Llevamos tres semanas diciendo: que vamos a dar el premio, que lo vamos a dar. ¡Y algo había!», exclama Paco hijo. El padre, emocionado, acaricia la ventanilla del quiosco y señala el nombre que reina en lo alto. «Chalo fue mi padre, el que abrió esto en 1932 para vender quinielas. Desde entonces estamos repartiendo suerte».

La suerte es curiosa y no siempre cae del mismo lado.
En septiembre de 2021, a Paco hijo le abrieron una brecha en la cabeza y al padre le rompieron tres costillas. Fueron dos asaltantes y tardaron semanas en recuperarse. Tiempo en el que, además de medicina y curas, recibieron el cariño más genuino de Granada. «Sí, aquello fue terrible y la gente fue muy buena con nosotros… -reflexiona Paco padre-. Pero se ve que Dios compensa por otro lado».

«El ganador puede estar en cualquier parte del mundo. Por aquí pasa mucha gente todos los días. Ojalá sea una familia que lo necesite de verdad»

Paco hijo y Paco padre. /

PEPE MARÍN

Lo de Dios, este 22 de diciembre, supone dos décimos del Gordo, 400.000 euros por boleto, vendidos por terminal. «El ganador puede estar en cualquier parte del mundo. Por aquí pasa mucha gente todos los días. Ojalá sea una familia que lo necesite de verdad». Pero es que ese mismo Dios dejó milagros en la Lotería de Navidad del año pasado y, también, en la del Niño.

Persiana cerrada en la administración que ha vendido el cuarto premio en el Nevada

Unos alumnos de Gestión Administrativa del Ramón y Cajal se acercan curiosos al calor del quiosco y, contagiados con la alegría, se ponen a saltar y a bailar delante de las cámaras de televisión. A eso de las 12.00, Mónica, periodista de Canal Sur, conecta en directo con una anécdota fantástica: «Paco, que estuve aquí hace nada y quedamos que nos veríamos aquí para el gordo. ¡Y ha tocado!».

Mientras las cámaras y los micrófonos apuntan al padre, el hijo ha vuelto al interior del quiosco para atender a Charo. «Dame uno del Niño ¡que hay que aprovechar la suerte!», dice la mujer. A su lado, un niño, que por el acento debía ser de Despeñaperros hacia arriba, pregunta «¿qué ha pasado?». «Que hemos dado el Gordo -responde Paco hijo-. Una ilusión». El chaval, sonriente, continúa: «Estupendo. ¿Me da un paquete de chicles por favor?».

Los dos patitos

«Mi profesor de Historia decía siempre que donde cae una bomba, no suele caer otra», bromea un tipo en Plaza Nueva, consciente de que si ha caído el Gordo, ya no habrá nada más que rascar. Sin embargo, apenas 40 minutos después, suena la alarma: «¡25296! ¡Un cuarto! ¡En Gran Vía!». Las cámaras corrieron calle abajo, hasta el número 22 de la artería granadina, donde Mariola Salcedo y María Martín brincaban de alegría. «¡Qué sorpresa nos hemos llevado!». «Y los dos los hemos vendido en mano, a dos clientes de aquí». Dos décimos que dejan 40.000 euros más en el centro de la ciudad, a 350 metros del quiosco de Plaza Nueva.

«Nos mudamos el año pasado, en septiembre -cuenta Mariola-, y ese año dimos el segundo premios del sorteo del Niño. ¡Y en agosto el primer premio del sorteo nacional!». Ambas llaman por teléfono a Alberto Hurtado, el jefe de la sucursal, que hoy no puede estar con ellas.

-¿Conocen a alguno de los compradores?

-No sabemos quienes son… pero sí sabemos que son en mano, que son de por aquí.

-¿Qué les gustaría decirles, si estuvieran aquí?

-¡Que lo disfruten mucho! Para nosotras ya es una alegría.

Una amiga, vecina y clienta de toda la vida entra con los brazos y la boca abierta. «¡Toma!», grita emocionada. «Venga, dadme uno para el Niño, el que vaya a tocar», pide la mujer. «Pues el 22, los dos patitos, que es el nuestro».

En Gran Vía, un tipo toca el claxon insistentemente y saluda desde la ventanilla provocando una pequeña ovación en la calle. Este jueves, en el centro de Granada se han repartido 840.000 euros. «A mí me ha tocado una terminación y estoy loco de alegría. Imagina cómo estarán esos cuatro», piensa en alto un periodista.

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